En este blog se trata de SEGUIR PESCANDO a través del texto para mantenernos conectados con la pesca. Y el de promover diferentes acciones o actitudes para que podamos SEGUIR PESCANDO a través del tiempo.
Aquí encontré la forma de agrupar y compartir algunos textos publicados en diferentes medios donde tomé participación, con el solo interés de difundir mis experiencias y opiniones.
Espero continuar agregando notas que puedan tener interés en los lectores que quieran SEGUIR PESCANDO.

domingo, 6 de marzo de 2011

Perdiendo Ambientes

Publicado en Revista EcoCiencia & Naturaleza Nº14 - 2009
Consideraciones sobre la canalización de la cañada carrizales y el arroyo Monje

Texto: Ing. Agr. Jeremías Muller* / Fabio Baena*
Fotos: Fabio Baena*, Guillermo Asigliano* y Mauricio Musso
*Miembros de la Asociación Rosarina de Pesca con Mosca (ARPEMO)

A escasos kilómetros de la gran metrópoli rosarina se encuentra un humedal que se ha conservado medianamente prístino. Se trata de la cañada Carrizales y el arroyo Monje, conformando una de las subcuencas hídricas del sistema del río Paraná. Este pintoresco ámbito alberga una de las últimas muestras de fl ora y fauna de la región, y es visitado por muchas personas que buscan encontrarse con la naturaleza, practicar pesca con mosca, observar las aves, o simplemente pasar una jornada disfrutando del paisaje.
El gobierno de la provincia de Santa Fe, en el marco de un Plan de manejo de excedentes hídricos y recuperación de tierras para agricultura, ha iniciado en estos días obras de canalización en dicha cuenca. El plan de obras, que fue aprobado hace más de 15 años (ley provincial Nº 12172, 1993), es anterior a la reforma de la constitución Nacional de 1994 donde rige un fuerte compromiso del Estado por proteger el medio ambiente y realizar todos los estudios pertinentes antes de cualquier intervención a la naturaleza.
La ejecución de las obras ha sido adjudicada a una empresa que tras realizar un relevamiento topográfico del paisaje, ha comenzado los movimientos de tierra mediante el uso de topadoras, la destrucción de bosque nativo y la modificación, sin una evaluación de impacto ambiental como apoyo técnico, de un diverso y frágil ecosistema.
Desde nuestro ámbito, como profesional de las ciencias agrarias y amante de las actividades al aire libre, queremos expresar una serie de conceptos sobre los reales beneficios y perjuicios de esta obra, cuyo balance consideramos que es claramente en desmedro de las necesidades de la comunidad. Creemos con esto representar la voz de miles de ciudadanos que sufren la impotencia de ver cómo la naturaleza de la que tanto disfrutamos se degrada día a día.



Planificación y Cuenca Hídrica (J.Müller)
Aclarar los conceptos de ‘Planificación’ y ‘Cuenca hídrica’ es un punto de partida necesario para entender en profundidad un hecho particular, que es la canalización de la cañada carrizales y el arroyo Monje, en un marco general que es la pérdida estrepitosa de diversidad y la valoración desacertada de los servicios que puede prestar un ámbito natural.
Todas las personas tenemos necesidades. Estas varían entre los individuos, que tienen la posibilidad de jerarquizarlas según sus requerimientos. Por otra parte, el hombre cuenta con recursos destinados a lograr la satisfacción de esas necesidades.
Estos recursos son escasos (el suelo y todo lo que sobre él crece es un recurso escaso) y de uso optativo. Puede definirse al planeamiento como el proceso de asignar recursos (recurso suelo y agua en este caso) entre varios usos en una forma que satisfaga de la mejor manera posible las necesidades de los individuos.
Por otra parte, puede decirse que una Cuenca Hídrica es una región del paisaje caracterizada por la dinámica particular del agua. Del agua que escurre superficialmente a causa de lluvias y del agua de drenaje subsuperficial que escurre a través de la matriz porosa del suelo.
El agua confluye desde los puntos más elevados hacia los puntos más bajos del paisaje. En los puntos más elevados de la cuenca se produce el “divorcio” de las aguas. Este divorcio se da en las llamadas ‘divisorias de aguas’ que separan físicamente cuencas contiguas. Los puntos más bajos generalmente coinciden con vías de escurrimiento de mayor o menor dimensión según la cantidad de agua colectada por toda la superficie de la cuenca, también puede coincidir con zonas de anegamiento.
La cañada Carrizales y el arroyo Monje son cursos de agua originados a partir del agua caída sobre estos sectores propiamente dichos y sobre el resto de la cuenca.

Impacto de la obra sobre los suelos de la Cuenca Hídrica
Productividad de los suelos asociados a la topografía del paisaje Los suelos se originan a través de un lento proceso en el que actúan una serie de factores formadores. Estos factores son la acción del tiempo, el clima de la región, el relieve, el material que da origen a ese suelo (conocido como “material originario”), los factores bióticos (Flora y Fauna);e incluido en la lista como un sexto factor formador, contemporáneo en la milenaria historia de la evolución de un suelo, está el hombre. La prolongada acción de estos factores va modelando el estrato de material que se deposita sobre la roca madre (corteza terrestre) y le confiere características especificas debido a esa condición de evolución en particular. Por lo dicho puede afirmarse que el lento proceso de génesis de un suelo determina una condición genética en el mismo; y esta condición genética, constante cuando el suelo ha alcanzado la madurez, determina la potencialidad del mismo para el desarrollo de la agricultura.
El relieve, como factor formador de suelos, determina parte de los atributos de un suelo según la posición en el paisaje que ocupe. Suelos sometidos a factores formadores de similares características (acción del tiempo, clima, material originario, y biota), pero situados en distintas posiciones del paisaje (parte alta, intermedia, y parte baja) dentro de la cuenca a la que pertenecen, tendrán características diferentes.
El hombre es considerado un factor formador de suelos pues su intervención puede cambiar la condición y en consecuencia las propiedades del mismo en un corto período de tiempo. Por ejemplo, prácticas agresivas de labranza durante décadas de agricultura en la región pampeana se han materializado en una significativa disminución de la fertilidad de dichos suelos y consecuentemente en la obtención de rindes cada vez menores.
Otra manera en la que el hombre puede intervenir para modificar la condición de un suelo intencionalmente es mediante la ejecución de obras de canalización en aquellos casos en que el suelo quede temporariamente expuesto a condiciones de anegamiento. Los canales evacuan los excesos hídricos superficiales y permiten un rápido drenaje subsuperficial mediante el cual vuelve a llenarse de aire parte del espacio poroso del perfil de dicho suelo. Este método es utilizado para favorecer el desarrollo de la agricultura en zonas anegadizas.
Lo que no puede modificar un sistema de canalización es la característica genética de los suelos del área influenciada. Esa condición, como se ha explicado, demanda miles de años en quedar determinada, gobierna las propiedades del suelo y el crecimiento de todo sobre él. Dicha característica genética es la que determina la potencialidad de un suelo para “entregar” una cosecha y en consecuencia una renta.
Más allá de que un suelo deje de anegarse por una obra de canalización,
los cultivos verán limitado su potencial de crecimiento debido a una condición química y física, de naturaleza genética. Los suelos asociados a partes bajas del paisaje, que tratan de ‘mejorarse’ con canalizaciones, en períodos con bajas precipitaciones se manifiestan más secos que los suelos de otros sectores más elevados del paisaje. Puede verse, por ejemplo en campañas agrícolas como la que estamos dejando atrás, cultivos de pobre producción de granos. En el otro extremo climático, en años de muchas lluvias, por carecer de una buena estructura debido a causas genéticas, sucede que el agua superficial encuentra difícil su paso a través del perfil de estos suelos. A esta cuestión se agrega la cercanía de la napa freática. Ambos fenómenos contribuyen a generar condiciones de anaerobiosis a nivel radicular y muerte de las plantas establecidas como cultivo debido a encharcamiento superficial. Estos suelos “recuperados para agricultura” serán de un riesgo significativamente mayor, tanto en años secos como en años muy lluviosos. Los suelos aledaños, en posiciones más elevadas del paisaje, serán de mayor productividad.
La obra de canalización de la cañada Carrizales y el arroyo Monje habla de la recuperación de una cifra elevadísima de hectáreas que correspondería a la extensión total de la cuenca. Este número exorbitante de hectáreas representa la superficie de la parte alta, media, y baja del paisaje. La superficie alta y media de la cuenca no es afectada por excesos hídricos, en ella se ha desarrollado y desarrolla la actividad agrícola, y por lo tanto no son motivo de la obra.
La superficie baja de la cuenca, real beneficiaría en términos de incorporación de tierras para el desarrollo de cultivos, es sensiblemente menor a la superficie mencionada. La mención de esta superficie en diversos medios publicitarios es en realidad engañosa.

Impacto de este tipo de obras sobre los cursos de agua y la Pesca La Cuenca del río Paraná
Otro punto de vista con particular importancia es la necesidad de identificar una realidad que, sin lugar a dudas, es uno de los pilares ignorados de la crisis pesquera del Paraná.
Ante esto, en primer lugar, es bueno visualizar cuál fue la verdadera dimensión del río que tuvimos en un pasado y cuáles son las ‘fronteras físicas y funcionales’ de las aguas en el Paraná contemporáneo. Ecológicamente, por el carácter migratorio de la mayoría de las especies de peces que pueblan nuestros ríos, debería interpretarse que el intrincado ramal de vías de escurrimiento que antecede en la deriva de agua al río grande, y este último, conforman una unidad tan extensa como inimaginablemente compacta. Esta red que abarca cañadas, zanjones, arroyos, y ríos de los más variados caudales y recorridos son, realmente, el río Paraná. El Paraná son todas las cuencas menores, los pequeños cursos de agua, desde cañadas y arroyos aparentemente insignificantes que van agregándose, como granos de arena en un desierto, hasta conformar una masa descomunal de agua que va a parar al río de la Plata.
Hoy día, la mayoría de estas pequeñas subcuencas están muertas. Las mató la contaminación, las represas, y la pesca descontrolada. La infinidad de sitios disponibles para que los peces puedan desarrollar las primeras etapas de sus ciclos vitales se ha reducido significativamente. Estos cursos de agua, de características y funciones como ser refugio y disponibilidad de alimento, son notablemente diferentes a las características y funciones del ‘padre de las aguas’.
Vista a la cuenca como sistema, las funciones de la misma son diferentes en uno y otro sitio. Aquí comienza a hacer ruido una tercera pata, quizás tan sólida como la pesca comercial y las represas hidroeléctricas, en la mesa de la crisis pesquera del inmenso río. ¿Qué peso en el aporte de ictiofauna tuvieron estos cursos de agua en aquel pasado de oro?, ¿Cuál sería el impacto a nivel cuenca si recuperamos cursos muertos como el Saladillo, Ludueña, y Carcaraña por citar algunos ejemplos cercanos?

Comentario Final
La gran mayoría de los impactos negativos causados en el pasado al medioambiente, me atrevo a decir, estuvieron en manos de emprendimientos donde nunca se dimensionó las pérdidas que originarían, pues estas pérdidas siempre se diluyeron en un gran número de personas, y para estas personas dichos recursos no cubrían necesidades básicas sino que tenían una función recreativa en una Nación donde sólo lo urgente es básico. Lo que es de muchos, termina siendo de nadie ya que estos ecosistemas se han destruido literalmente. Los emprendimientos privados han sido privilegiados.
A quienes hace muchos años tuvieron la suerte de ver estos ámbitos en condiciones prístinas, y a quienes como yo, aún en franca decadencia los seguimos disfrutando, nos desvela la pérdida aparentemente irremediable de estas fábricas gratuitas de placer y salud para muchos.
Las evaluaciones de impacto ambiental, la simpleza y ligereza con que se confeccionan, lejos están de abordar seriamente sistemas de vida tan diversos y complejos como los que una sociedad madura requiere.
La planificación estratégica del uso de los recursos naturales vistos como ámbitos de preservación de diversidad y sitios para el desarrollo de actividades recreativas contribuyentes a la construcción de una mejor calidad de vida, es una asignatura pendiente para los santafesinos en particular y para los poblados de la región litoraleña Argentina en general. La gran cantidad de personas a las que el medioambiente nos ‘presta servicios’ no estamos siendo representadas, desde hace mucho tiempo, por las decisiones políticas que se toman frente a los recursos naturales.

Más por el Monje (F. Baena)
Mientras se escribía esta nota, el 30 de Abril se convoca por parte del subsecretario de Recursos Naturales de la Provincia de Santa Fe, Ricardo Biasatti, a una reunión con miembros de Comisión Directiva de la Asociación Rosarina de Pesca con Mosca (Arpemo) a fin de informar sobre la obra en cuestión.
La actitud del gobierno hacia la sociedad interesada en tales causas, es destacable, sinceramente no estamos acostumbrados a dialogar en forma casi espontánea con entes oficiales.
En la reunión queda claro que dentro de las políticas de gobierno se ejecutan estas obras ordenadas por ley. Aunque en ese momento las tareas estaban detenidas con el propósito de hacer modificaciones al proyecto original, buscando alternativas que afecten en menor grado posible al ambiente natural.
De esta suerte de “impasse ambiental”, nunca se sabrá con qué sustento se proponen las reformas, por que ni siquiera la obra pública cuenta con el estudio de impacto ambiental, a pesar que el proyecto original tiene más de 15 años, y que también este estudio es requerido por ley, más aun sabiendo que las canalizaciones son consideradas de “Alto Impacto Ambiental”. Esta situación básica y puntual, no hace más que poner en evidencia la falta de conciencia ambiental en el conjunto de las sociedades. Desde los propios gobiernos puertas adentro, hasta de las organizaciones sociales que deben participar y asumir compromisos más serios.
El arroyo Monje asume un costo ambiental eterno a cambio de un terreno que según conveniencias temporarias determinará un uso. Jamás se podrán volver a recuperar las curvas intrincadas que invitan a descubrir paisajes inesperados, jamás se podrá recuperar un fondo irregular que pone sonidos al ambiente, que a su torpe tranco diversifica la vida, desde donde se gesta todo un ecosistema.
Cuando empecé a pescar con mosca, me llevaron a conocer este arroyo, que para muchos era magnifico, y yo no le podía encontrar sus atractivos… Hasta un tiempo dejé de frecuentarlo, hacía cálculos y realmente me demandaba mucho esfuerzo para poca pesca… El acceso era complicado y distante, la vegetación costera me limitaba el desplazamiento y los lances, los desniveles del terreno, su textura y consistencia también eran obstáculos que debía ajustar a mi estabilidad. Pescar??, ja, ja!!… Cuando lograba poner una mosca en el agua, generalmente era donde yo no quería que caiga, a destiempo, desprolija, encima muchas veces las dejaba en el fondo, enganchada en alguna piedra… Este arroyo no vale la pena!!!
Mosquero no se nace, se hace… y más difícil es hacerse en nuestro litoral, por los vicios que arrastramos de otras pescas, por las condiciones del ambiente, del agua, de las variadas especies y sus costumbres, hábitat, alimento, etc… Se debe ser optimista por sobre todo, sino hay que quedarse en la reposera con el posacaña y la campanita… Peroooo… No se sabe lo que se pierde!!!...
Un poco obstinado, con práctica y empeño empecé a tener resultados, y básicamente vinculado a un grupo de mosqueros donde cada paso vale dos…
Le di una nueva chance a ese arroyo, como si yo fuera el que manda y no la naturaleza… Ahora con más técnica y sobre todo con menos ambición, empecé a entender el juego.
En principio, amigarme con el ambiente, entender la geografía y la vegetación, desplazarme con calma me enseñó a descubrir que más allá de los peces de mi interés, había todo un sistema viviente que me rodeaba, dentro y fuera del agua…
Las garzas orillando me avisaban que había cerca algún cardumen de alevines, un biguá que busca acuatizar espanta con la sombra las mojarras, y un doradito astuto se despega del agua con torpeza, atropellando al bulto saca ventaja. Ahí nomás, los sábalos saludan al cielo con la cola mientras besan el fondo, es apenas lo que puedo ver hasta que los teros me delatan. No hay forma de persuadirlos, ¿tan peligroso soy que no me aceptan?
Ahí aprendí a caminar de nuevo, cada paso se piensa y se disfruta un ritmo distinto, se descubre algo nuevo, esta pesca se mueve y en calma se vive… avanzo y detrás de cada curva algo cambia, hasta el sonido del agua y eso incita a descubrir qué pasa. Correderas, saltos, ollas, pozones, canaletas, curvones, árboles caídos, piedras en el fondo, barrancas o arbustos a tu espalda, aguas muy claras desde donde el pez te ve… Lo que era perjudicial en mis comienzos, se transformaba en beneficioso, solo debía saber interpretarlo… Cada parte de la geografía, dentro y fuera del agua sirve, un fondo truncado, una depresión profunda, una dinámica distinta del agua va generando hábitats distintos,  justamente para distintas especies… Hasta las sombras que se proyectan en el agua deben saber interpretar.
Así empecé a ver que donde yo creía que no había peces, si estaban. No solo que estaban, sino que ahora ya los podía engañar con mis moscas, que éstas mostraban interés en los predadores, no sólo por que se parecían a un pez en su forma, sino por dónde nadaba y cómo lo hacía… Ahora sí, este arroyo me acepta!!!



En los dos últimos meses de temperatura templada creo que fui a pescarlo todos los sábados, esta especie de maratón mosquera la planteamos con mis amigos pensando que eran los últimos meses de vida del Monje, algo así como un homenaje de despedida.
Las obras están en marcha y un plan de 16 meses determina su fin, no menos de dos veranos para ver qué quedó de todo ese paisaje prístino que solía frecuentar. No puedo menos que imaginar una cuneta estéril y antiestética, lomas paralelas a un cauce continuo del mismo ancho y profundidad, liso y recto, con agua muy turbia, sedimentosa. Algo así como el cordón de la vereda de mi cuadra en los días de lluvia…
El tiempo tal vez modifique ese paisaje triste y desolado, tal vez algunos árboles se recuperen. Pero seguro que todo lo que estaba debajo del agua no se recuperará jamás. Ni los cardúmenes de mojarras que atraían a esas garzas y dorados van a encontrar motivos para habitarlo, ni accidentes geográficos que las proteja, ni alimento, tampoco la temperatura o PH del agua será apropiado… los sábalos no van a encontrar ese limo tan rico que los invitaba a hacer grandes esfuerzos para remontar vertiginosos rápidos.
Se va a cambiar la forma de la parte más frágil, la que tiene contacto directo con la cuenca del plata, uno de estos sábados maratónicos descubrimos un cardumen de lachas alimentándose de mojarras, estos peces clupeiformes son de agua salada, vienen del mar para desovar, junto con el pejerrey y la sardina.
Obviamente el panorama no es bueno y no es difícil imaginar que vendrán otros arroyos canalizados, por ahí otras represas, más industrias desprolijas, agroquímicos agresivos al agua, etc. etc… Todo parece llevar a que para disfrutar de un ambiente natural será necesario pagar un caro servicio, viajar cientos de kilómetros las veces al año que el bolsillo permita, ojala lo permita, y el resto para los que miran por TV.
Ojala que algún agente extraño, un milagro, o lo que fuera, nos permita que el verano próximo podamos seguir pescando en un tramo de arroyo tal cual la naturaleza le dio su forma.
Se que a esta instancias no hay vuelta atrás, pero esta situación me permitió afianzar conceptos, aprender de la causa y sacar conjeturas de que es lo que sigue… Por eso creo que no hay alternativa más que involucrarse y buscar propuesta desde las instituciones, no hay que ser mosquero para ser optimista, aprovechar este momento donde el dialogo con el estado parece acercarse. Mostrar que no somos pocos los que estamos molestos por degradar un ambiente, y no serán menos los que estarán a futuro molestos por no encontrar un ambiente sano.
Lo que no puedo imaginar, es cómo asume ésto un alto funcionario que decide modificar en 16 meses lo que a la naturaleza le llevó moldear en miles de años… y ni siquiera se hace un estudio mínimo en más de 15 años que se intenta hacer este trabajo, para tratar de saber al menos cuánto daño se hace y si realmente vale la pena… Recuerdo, lo que se pierde acá no se recupera nunca… nunca…

1 comentario:

  1. la verdad valoro este documento y ojala el hombre pueda ver el daño que causo a este ecosistema

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