En este blog se trata de SEGUIR PESCANDO a través del texto para mantenernos conectados con la pesca. Y el de promover diferentes acciones o actitudes para que podamos SEGUIR PESCANDO a través del tiempo.
Aquí encontré la forma de agrupar y compartir algunos textos publicados en diferentes medios donde tomé participación, con el solo interés de difundir mis experiencias y opiniones.
Espero continuar agregando notas que puedan tener interés en los lectores que quieran SEGUIR PESCANDO.

domingo, 29 de abril de 2012

Pesca con mosca. ¡¡¡A la pelotita!!!

Como objetivo de pesca y dentro de mis posibilidades, me propuse no dejar de honrar al menos una vez al año el norte correntino… y así ya lo he hecho por tres veranos consecutivos, descubriendo y aprendiendo algo nuevo sobre los peces y sus hábitats, hábitos y habilidades…
El primer año, primer experiencia, no fue más que una azarosa aventura, arrastrando las técnicas de mi región, los equipos y las moscas… cosas que se deben asumir para, a partir de ahí, empezar a razonar el resto… Lo repito infinitamente, no hay manera de aprender más acertada que la de tener experiencias propias rescatando hasta los supuestos fracasos.
Al año siguiente apareció en mi caja de moscas, la intrigante “pelotita”, con el plan de plagiar a un fruto que cae del árbol… Esta curiosa formula es totalmente aplicable a la pesca con mosca y no al “flycast”, siendo que el lanzamiento es casi un “no cast”, dentro de lo que se acostumbra a enseñar como cast en los estándares doctrinarios. Obviamente, para nada estético según se define lo estético en el selectivo mundillo del “flyfisherman”.

Ni hablar de lo que es el objeto “mosca”, la pelotita de plástico… a la que para tratar de justificar su uso, se la evangeliza virando el nombres al dialecto anglosajón. O como también se la calla agregándole cuatro vueltas de hilo para sostener una plumita, embaucando así a la tradición.
Esta antimosca, insultante para muchos, no persigue más que la intención de imitar el alimento de nuestros peces omnívoros, digamos que encaja dentro de la premisa básica del “fly”, y aunque así no lo fuera, realmente importa poco… después, el hecho de su factura, la materialidad, etc. etc., es astilla bajo la uña de los románticos clasicistas…. Argentinos, a ponerse la camiseta.

Ese año, gracias a la “pelotita”, por primera vez pude manosear bogas y pacúes con una intención de pesca no casual, dos especies de reconocida deportividad en el ambiente de los pescadores, y lo que significa tenerlos a punta de línea con un equipo de pesca con mosca, es una verdadera experiencia que recomiendo buscar como meta… A pesar de esto, paradójicamente, mosqueros mesopotámicos de larga data que no es lo mismo a larga trayectoria, adoptan posiciones obtusas ancladas en tradiciones del hemisferio norte… Me cuesta imaginar que la pesca con mosca de especies autóctonas, haya pretendido dar comienzos unos 30 años atrás a su búsqueda sistemática como algo verdaderamente revolucionario, y más me cuesta imaginar que los orígenes se podrían justificar desde la ciudad de Rosario, mientras en la actualidad existan mosqueros del mismo origen tiempo/lugar, donde no hayan podido evolucionar en estos aspectos. Algo así como cuando en las tradiciones extremas del “England-fly”, herejizaban a los indisciplinados norteamericanos que pescaban truchas con streamers.

Vuelvo a lo importante…
Ensayando el plop-cloc de la pelotita cuando pega en el agua, se pueden dar tres variedades básicas de peces, o cuatro si se lo prefiere, bogas, pacúes y separando las dos especies de salmones, que también con atención se distinguen algunas diferencias en el hábitat, y cada una con sus atributos…

En este juego el entrenamiento va haciendo distinguible la forma de “picar”, adivinando que pez tiene la mosca en la boca… esto es parte de la innegable curiosidad del pescador por descubrir quien tironea desde abajo. Más aun en ambientes donde no se pesca a pez visto, o la profundidad, la transparencia del agua, olitas de superficie, luz del día, y sobre todo la variedad de especies; hacen que se mantenga ese misterio hasta ver algún indicio de forma, color y talla, que dé pistas para saber lo que venimos subiendo…
Por ejemplo el pacú se autodelata en la tomada, generalmente se da cuando la pelotita ya evadió en profundidad la franja de los salmones o las bogas, y también se lo puede prever según el minihabitat que el tiempo irá enseñando a distinguir.… Pero lo más notable se percibe cuando el lechoncito de río siente una limitación a su libre natación, en ese momento tiende a buscar refugio en las profundidades y eso por suerte aventaja al pescador, porque si este animal decidiera enramarse no hay forma de meterle rigor para evitarlo. Lo cierto es que al buscar fondo lo hace para el centro del cauce a rienda suelta, como sin permiso pasa por abajo del bote y es cuando hay que dejarlo que lleve línea, que se acomode en su terreno y consiga cierta confianza para ordenar el pleito, ahora nos toca laburar empezando a guapearlo con paciencia desde arriba, serán varios sube y baja para domar al chanchito, y cada vez que el fondo del casco le alcahueteé peligro, puntea con firmeza a lo profundo… Lleva su tiempo, dicen, este pez se cansa menos porque no salta,  no “toma aire”… Lo veo ahora como a UPA (Hermano de Patoruzú), tiene cara de gordito bueno pero bien fortachón.


La boga es otra cosa, medio que se confunde con los salmoncitos en los primeros tirones, además comparten espacios y profundidades… lo real es que cuando pescamos a pelotita, quien cobra prioridad es el pacú y casi como que la boguita molesta, pobrecita… Aun no le empezamos a impulsar sus bondades, aunque tiene sus virtudes a no despreciar en su pesca casual… velocísima en el plano horizontal del espacio líquido, ahí muestra sabiduría y casi seguro raja al palo. Sobrecalibrado el equipo para bancarse otra pesca, tolera un prepeo severo y no se disfruta como lo merece… aun nunca me dedique a buscarla exclusivamente con equipos adecuados, estos viajes compactos proponen tantas alternativas que obligan a definir metas, ya le llegará su tiempo, lo que si pude detectar que el color amarillo fue más rendidor para la niña bonita del Paraná.
El pirapitá es casi como la especie impulsora de la pelotita, si bien se lo pesca también con imitaciones de pececitos o insectos, con la pelotita se transforma en el pez que asegura  la jornada. Tiene sus habilidades y lo atractivo es que puede dar sorpresas en las tallas, aunque los grandes, es más probable burlarlos con engaños de pelos y en otros ambientes distintos al que peloteamos, pero esto lo dejo para otra nota…
Por favor argentinos… nuevamente apelo a los trapos, sepamos dar valor a nuestros peces y ambientes… tienen identidad propia y son de verdadera buena escama como para ser comparados con bichos salobreños. No necesitan de similitudes para promovenderlos.



Agradezco la participación y colaboración de Carlos Ingrassia, Marcelo Callegaris y Pablo Grassi.

2 comentarios:

  1. Inspirador articlo Fabio....que ganas de ir a pescar y probar cosas nuevas que me dio, gracias !!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que me cago de risa con el video de la cul de canard... resume todo el fundamento. Ni que hubiéramos planeado hacerlo...

      Eliminar