En este blog se trata de SEGUIR PESCANDO a través del texto para mantenernos conectados con la pesca. Y el de promover diferentes acciones o actitudes para que podamos SEGUIR PESCANDO a través del tiempo.
Aquí encontré la forma de agrupar y compartir algunos textos publicados en diferentes medios donde tomé participación, con el solo interés de difundir mis experiencias y opiniones.
Espero continuar agregando notas que puedan tener interés en los lectores que quieran SEGUIR PESCANDO.

domingo, 17 de julio de 2016

Exportación de pescado de río.




El último de los perjuicios que se le adjudicó al Paraná.
Los pescadores comerciales santafecinos ponen en crisis uno de los paradigmas más sostenidos en las mesas de debate.
 
Qué y cómo se exporta:

 Alrededor de una década atrás se comenzaba el “Proyecto Evaluación del Recurso Sábalo”, surgido de las evidencias nocivas que dejaba la sobre explotación desregulada del sábalo para la exportación. Desde ese momento existen diferentes tipos de informes, que se publican periódicamente para dejar recomendaciones en la toma de decisiones sobre el uso de este recurso pesquero.

Hoy nos encontramos que Argentina en 2015 exportó 14.459tn de Sábalo, 43% más que el año precedente (10.134tn), y que como cada año ocurre, esta cifra se acuerda en la Comisión de Pesca Continental integrada por las provincias de la cuenca del Paraná y la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca de Nación. Este incremento del producto exportado parece tener explicación en la estirada utilidad que va dejando el sábalo de la cohorte 2009/10.

Si bien ese tonelaje se acuerda entre los actores de tal comisión, la dependencia nacional es la que reparte las porciones directamente hacia los frigoríficos de pescado, rozando la inconstitucionalidad siendo que las provincias son las responsables de administrar el uso de sus recursos naturales.

En el próximo grafico se muestra como distribuye los cupos de exportación de Sábalo la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, de Nación. (Se exportan otras especies en un porcentaje muy menor.)

 
 

De los pescadores:

La provincia de Santa Fe publicó la lista de pescadores comerciales que recibieron subsidios el verano pasado. Subsidio que se otorgó en forma excepcional desde Nación a todos los pescadores comerciales de la cuenca del Paraná, según reclamos por las malas condiciones de pesca que produjo la creciente del río. De esto surge que accedieron 2533 pescadores comerciales debidamente empadronados en la provincia de Santa Fe, y en principio un número similar para Entre Ríos, cifra que no podemos confirmar siendo que la principal provincia exportadora de pescado aun no tiene ordenado este tema tal se redacta en nota del 17 de junio pasado en su web oficial, donde dice:

“Se abordó la problemática de la pesca artesanal y la piscicultura.
…. otro de los temas abordados, tiene que ver con la necesidad de tener un sistema único de registros de pescadores, proponiéndose que desde el área de Recursos Naturales, dependiente del ministerio de Producción, se centralice esta iniciativa. Esta problemática se clasificó como primordial, para cualquier intento de políticas públicas que vayan a diseñarse desde este espacio intersectorial.”

De esta lista, aclarando que solo se analiza la situación del lado santafecino por los datos con que se cuenta, nos encontramos con un mapa complejo que requiere diferentes abordajes dentro de la pesquería y todo su entorno social.

Por ejemplo:
Rosario, localidad con 1.000.000 de habitantes, tiene empadronado a 156 pescadores comerciales, dejando en claro que el 0,02% de esta población se dedicaría a la actividad de la pesca comercial, y con una clara posibilidad de cubrir el mercado local sosteniendo una calidad de vida razonable de cada pescador. En el otro extremo poblacional está la localidad de Puerto Gaboto, con una población cercana a los 3.000 habitantes y un padrón de 136 pescadores, similar al de Rosario, mostrando que un 5% de los habitantes se dedican a la pesca comercial y probablemente se duplique con los “invisibles del sistema”. De acá surge que no se podría pretender el mismo tratamiento a un pescador gabotero respecto al de un rosarino, y esto más allá del río y sus recursos, simplemente por las diferencias que existen en cuanto al acceso a la salud pública, educación, servicios, etc. incluido su núcleo familiar.

Los pescadores comerciales santafecinos no quieren exportar el producto de su pesca.
 Hoy nos encontramos con la noticia de que un importante número de pescadores comerciales, representados a través de diferentes organizaciones que los nuclea dentro de la provincia de Santa Fe abarcando desde Tacuarendí hasta Pueblo Esther, proponen formalmente el cierre de la exportación de pescado de río poniendo en crisis uno de los paradigmas más sostenidos en las mesas de debate, donde se justifica a esta actividad como generadora de empleo genuino para un sector de la comunidad bastante postergado de las políticas públicas.

El argumento fundamental que se expresa en el petitorio, menciona al cierre de la exportación por las condiciones que imponen los frigoríficos exportadores, definiendo un precio de 2$/kg de sábalo procesado, a pesar que existen mecanismos para establecer un precio de referencia que se acuerda entre partes, tal se indica en el Art. 5 de la Ley 13.119/10.

También se deja en claro que el pedido de cierre de exportación incumbe solo a la provincia de Santa Fe, y que esta provincia no resigne los cupos de exportación que se distribuyen desde la Comisión de Pesca Continental para que no sean redistribuidos hacia otros actores del reparto, sino que los transfiera a la explotación pesquera de mercado interno, generando incentivos para ubicar ese producto con mejor valor agregado y administrando el volumen que posibilite mejores ganancias con menos extracción.


 


Con 3 números se podría tratar de ver muy por arriba el problema:
Por subsidios sabemos que existen 2.533 pescadores en la provincia y que estos extrajeron del Paraná 5.361tn de Sábalos para exportar, significando que en promedio cada uno subió a su canoa 2,1tn a lo largo de todo el 2015. El sábalo procesado se pagó en frigoríficos a 2$/kg, que multiplicado por 2.100kg (2,1tn) que extrajo cada pescador, se puede establecer que un pescador en el año recibió un pago de 4.200$ “sucio” o el equivalente a 350$/mes, ingreso que no cubre ni el combustible para mover su embarcación.


  

Cabe destacar que el “Neto” es lo que llega al bolsillo del pescador después de incluso hacer un pre-faenado al pescado, de ahí se deben deducir los gastos en herramientas y mantenimiento, combustible, fondo de renovación de equipos, etc. y hasta se deberían incluir lo que prácticamente en este oficio se asume como no aplicable, relacionado a impuestos, cargas sociales, jubilación, prorrateo por aguinaldo, vacaciones, enfermedad, etc.

Los números no cierran y a partir de esto puede haber una serie de variables a analizar, como por ejemplo:

  • El precio que se paga es mayor al que se declara. Claramente debería ser mayor.
  • No todos los pescadores que cobran subsidios se dedican a la pesca de exportación. Esto es real.
  • El volumen que se exporta es mayor al que se declara. Se asume credibilidad a lo que publica SENASA.
Conclusión:
Las cuestiones básicas para justificar esta especificidad de comercio son difusas, incluso jugando con las variables y posibilidad de aplicación, como por ejemplo:
               … que los frigoríficos estén dispuestos a ajustar un precio conveniente al pescador y a su negocio. Donde el precio del negocio para el frigorífico depende de un mercado externo y sus competencias.
               … que el volumen de exportación cubra las necesidades de los pescadores. Hubo un incremento del 43% entre 2014 y 2015 dejando evidencias que no se trata del volumen, sino no existirían los reclamos para el cierre de exportación. Además esta variable atentaría contra las sustentabilidad del recurso, afectando a cualquier actividad económica dependiente de la pesquería del Paraná.
               … que el número de pescadores se limite al volumen de extracción, donde obtengan beneficios razonables acordes a sus necesidades. Deduciendo que el beneficio sería para muy pocos pescadores donde entra en dudas si vale la pena el daño al ambiente para el sustento de unos pocos.
 


viernes, 7 de noviembre de 2014

Redes insociales
























Sábado media mañana, red apostada cruzando de lado a lado el arroyo Monje, a lo lejos veo una canoíta, supuse eran los dueños, así que tiré un zoom al mango con la cámara que abarque la red y la canoa… Ahí me di cuenta que además estaban colocando otra red… Me les jui al humo!!!
En el camino me iba manijeando y pensando cómo encararlos, medio me hice el machito porque atrás mío venia el Guille… Calentura mal, indignación, y nudo en la panza porque da cagazo enfrentar un desconocido sin saber qué tipo de reacción podría tener, y la verdad que me podría haber hecho el boludo y mirar para otro lado para evitar una situación incómoda, pero se ve que como no habíamos pescado nada, me dio tanta bronca esta situación que se viene repitiendo, y me dije, estos giles están haciendo mierda el arroyo.
Encaro con un saludo corto:
A - Guenas!
B - Guenas!
Un dialogo de segundos con frases cortas, me salió lo que salió por que la verdad que estaba bastante nervioso pero convencido de hablar con esa gente.
A – ¿Saben que está prohibido poner redes acá?
B – (siempre habló el más joven) Si, ¿y?
A – Ustedes saben lo que hacen. ¿Son pescadores comerciales?
B – No. (Mirada firme, frente en alto amenazante)
A – Que bien!. Media vuelta y seguí camino aguas abajo.
No daba para más, pocas y tensas palabras… Varios metros después me di vuelta de nuevo y ya estaban levantando la red. Me metí monte adentro para seguir mi camino y escuché el motor de la canoíta que salía del arroyo.
Es una situación realmente incomoda, estimo que a pesar de lo impetuoso en la respuesta, al tipo le molestó que un pelotudo cualquiera le haga notar que se está mandando una cagada, levantó la red y se fue, imagino que deben ser “turistas” acampando en el camping de la desembocadura que se traen un botecito liviano a tiro de cualquier vehículo, imagino eso porque un local no sería tan boludo de calar redes un sábado que va tanta gente, y no era gente que debía pescar por necesidad, me quedó bien claro…
¿Sirvió?, no se… a mi si porque vencí un miedo… aunque de todas maneras me queda la incomodidad de saber que me puedo volver a cruzar con ese tipo… él me va a reconocer y yo no, y ahí veré que pasa por que a ese lugar no voy a dejar de ir, y no voy a dejar que se sigan mandando estas cagadas.

lunes, 1 de septiembre de 2014

QUE CADA TANTO ME LLEVE UN PESCADITO NO HAGO NINGUN DAÑO!!!


Hablando de pesca en la cuenca del Río de la Plata, muchas veces, pero muchas y casi como una constante, escucho decir o leer en diferentes formatos de redes sociales que:
.- “EL DAÑO DEL RECURSO PESQUERO LO PRODUCE LA EXPORTACIÓN DE PESCADO”.
Esta frase que si bien tiene asidero, cuando la expresa alguien que practica la pesca de tanzas y anzuelos, al proponerle la “pesca y devolución”, suele complementarla diciendo:
.- “QUE CADA TANTO ME LLEVE UN PESCADITO NO HAGO NINGUN DAÑO!!!

Como punto de arranque debo establecer que soy partidario a la eliminación de la exportación de pescado de río, y que los bienes o servicios generados a partir de la pesca continental deben quedar en “casa”. Por otro lado, como pescador deportivo lo digo, no puedo dejar de ser crítico hacia este sector donde me encasillo, sector complejo por la diversidad de actores, ambientes y métodos probables de uso, a su vez, complejidad que acobarda a los estudios que no se asumen y postergan para establecer reales pautas de manejo. Sector que termina desviado por las “prioridades”.

¿Pesca Deportiva?

Empecemos por distinguir la pesquería, por un lado “pesca comercial” y por otro “pesca no comercial”, descarto de este análisis a la pesca de subsistencia o artesanal, siendo que a mi entender es de bajo impacto y tendiente a desaparecer.
De esto puntualmente procuro revisar la “Pesca No Comercial” que sería ni más ni menos lo que se entiende por pesca deportiva o recreativa…. Siendo que se practica por el solo hecho del pasatiempo y no requiere de una necesidad imperiosa del pez como alimento o sustento.

Esta pesca “No Comercial” se materializa PREFERENTEMENTE a partir de un aparejo mínimo de tanza y anzuelo, seguramente intervenidos por objetos que definen diferentes métodos de pesca, todo esto indistintamente si se pretende dar muerte al pez capturado o con intención de producirle el menor daño en el proceso de pesca y suelta. Sin embargo relativizo el uso de las herramientas por qué no puedo descartar que existan personas con el mismo interés no comercial, donde usan medios de pesca masivos tales como redes, mediomundos, atarrayas, espineles, barriletes, tarros, tramperos, robadores, etc.
Bien vale aclarar que cuando se plantea a esta forma de pesca por no ser de carácter comercial, solo tiene que ver con la venta del pescado y no el servicio de pesca que puede brindar un guía, porque acá entramos en otro tipo de análisis que puede ser motivo de debate. Burdamente describo una situación sencilla, por ejemplo cuando un guía de pesca en su tarifa admite la muerte de lo capturado, es como si hiciera pesca comercial “vendiendo” el pescado al precio fijo de la guiada, y el cliente notará mayor o menor beneficio de ese precio según el volumen o “calidad” de lo que se lleva. Argumento común entre quienes brindan servicios de pesca: “el cliente quiere llevar pescado para recuperar lo que pagó por la excursión”… Interesante punto para reflexionar con más detalles.

Volviendo al análisis de la Pesca Deportiva/Recreativa como tal, según la AICACYP (Asociación de Industriales y Comerciantes de Artículos para la Caza y Pesca), en Argentina hay 4 millones de Pescadores Deportivos. De esto podemos interpretar que se asocia a un 10% de la población Argentina (2014), estimada en unos 40 millones de habitantes.

Siendo cautos con el número y asumiendo que AICACYP podría tener un criterio de análisis tendiente a favorecer el sector, e incluso desestimando que la mayor concentración de habitantes en Argentina se localiza sobre la cuenca del Río de la Plata, adopto como numero supuesto y de análisis a 1 millón de pescadores deportivos/recreativos argentinos, que tienen como prioridad realizar su actividad sobre la Cuenca del Plata. Significando este número el 2,5% de la población Argentina.

Por otro lado, también se cuenta con el dato de que Argentina, según SENASA, exportó en el año 2013 unas 9.300 toneladas de Sábalos, cifra que se extrae principalmente del Alto Delta del Paraná Inferior y en tal sentido debemos saber que el volumen concedido fue un poco mayor a las 14.000 toneladas, cifra que no fue alcanzada por los frigorificos exportadores. Cabe aclarar que ese tonelaje es lo que se acuerda y define en la Comisión Nacional de Pesca Continental, integrada por las provincias que se vinculan a la Cuenca del Plata y la SAGyP de Nación, aunque a los fines del analisis pretendido, mantengo el rango de las 14.000tn siendo que es lo asumido por dicha comisión como un valor que no afecta el recurso pesquero/ambiental.

Con estas cifras, y acá viene lo duro, podríamos decir que en “Pesca Deportiva” se alcanzarían las mismas toneladas de exportación de Sábalos si cada pescador deportivo sacrificara al AÑO 14kg de pescado, o aproximadamente un kilogramo al mes sin importar la especie o la talla, que lo podríamos graficar como ejemplo si cada uno matara un Amarillito de 1,2kg por mes, o una Boga de 2,4kg cada dos meses, o un dorado de 7kg cada 6 meses, o un surubí de 14kg al año, o una raya de 28kg cada 2 años… o cualquier combinación de estas y muchas más especies.

Cuesta asumirlo pero es un número muy sencillo y se podría decir que bien cabe en un promedio del “pescador deportivo argentino”, metiendo en la misma bolsa el que sale a pescar todos los fines de semana con el que solo va una vez al año; el que no mata un solo pez por mas tentadora que sea la pieza para la parrilla, con el que cada vez que vuelve del río trae pescado para todos los vecinos; usando medios como la pesca con mosca (entendida como la menos nociva) o quien cala una malla en una boca a 50 metros de su paraje y mientras tanto sigue su pesca con la campanita en la caña para que no se le seque el asado. Todos estos pertenecen a la aun “indimensionable” pesca deportiva, y bajo este número que no existe cada uno se asume por fuera del impacto negativo a la pesquería.

En esos 14kg de pescado que se podrían asumir sacrificar al año, podemos ser flexibles al considerar o no lo que se “consume” como carnada, y otro dato que también se descarta es el que se produce por la “pesca y devolución” mal practicada, no se puede discutir que un pez, según el método u objetos con que se lo captura, forma de arrime, izaje, manejo fuera del agua y posterior suelta, implica un importante porcentaje de mortandad, incluso varios días después de su liberación.
Y convengamos que solo armé una comparación con el pescador deportivo argentino, pero no pocos saben que muchos turistas extranjeros son como hormigas exportadoras de pescado y cuesta asumir ese flujo. Los vecinos brasileros usan un transporte que sobre los mismos ejes se combina el pasajero y la cámara de frio, teniendo como base de acopio a centenares de minifrigorificos donde se procesa el pescado y mantiene en freezers distribuidos en los alojamientos que contratan como turistas.

Concluyendo!


Sepamos entender que este reduccionista análisis solo pretende establecer algún parámetro que dimensione otro de los tantos efectos que agreden la sustentabilidad del recurso pesquero, y que puntualmente se ajusta para ambos casos en un mismo momento histórico. En este sentido no podemos dejar de considerar que la regulación o eliminación de la pesca para exportación pasa simplemente por una decisión política/social o una especulación económica, pudiendo cambiar de un día para el otro según la voluntad de turno, la presión social, o las competencias que existen en el mercado.… En cambio, asumir el daño por una pesca deportiva mal entendida que minimiza el riesgo, y a partir de esto mejorar las practicas, son procesos muy lentos que no pasan solo por legislaciones o el complejo embrollo de optimizar los controles poniendo un vigilante atrás de cada árbol, pasa fundamentalmente por tomar conciencia cada uno desde donde está parado, y entendiendo que cada vez somos más los que pretendemos atrapar mucha cantidad de peces y que todos sean grandes.