El
último de los perjuicios que se le adjudicó al Paraná.
Los pescadores comerciales santafecinos ponen en crisis uno de los paradigmas más sostenidos en las mesas de debate.
Qué y cómo se exporta:
Alrededor de una década atrás se comenzaba el
“Proyecto Evaluación del Recurso Sábalo”, surgido de las evidencias nocivas que
dejaba la sobre explotación desregulada del sábalo para la exportación. Desde
ese momento existen diferentes tipos de informes, que se publican periódicamente
para dejar recomendaciones en la toma de decisiones sobre el uso de este
recurso pesquero.
Hoy
nos encontramos que Argentina en 2015 exportó
14.459tn de Sábalo, 43% más que el
año precedente (10.134tn), y que como cada año ocurre, esta cifra se acuerda
en la Comisión de Pesca Continental integrada por las provincias de la cuenca
del Paraná y la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca de Nación. Este
incremento del producto exportado parece tener explicación en la estirada utilidad
que va dejando el sábalo de la cohorte 2009/10.
Si
bien ese tonelaje se acuerda entre los actores de tal comisión, la dependencia
nacional es la que reparte las porciones directamente hacia los frigoríficos de
pescado, rozando la inconstitucionalidad siendo que las provincias son las
responsables de administrar el uso de sus recursos naturales.
En
el próximo grafico se muestra como distribuye los cupos de exportación de
Sábalo la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, de Nación. (Se exportan
otras especies en un porcentaje muy menor.)
De los pescadores:
La
provincia de Santa Fe publicó la lista de pescadores comerciales que recibieron
subsidios el verano pasado. Subsidio que se otorgó en forma excepcional desde Nación
a todos los pescadores comerciales de la cuenca del Paraná, según reclamos por
las malas condiciones de pesca que produjo la creciente del río. De esto surge
que accedieron 2533 pescadores
comerciales debidamente empadronados en la provincia de Santa Fe, y en
principio un número similar para Entre Ríos, cifra que no podemos confirmar
siendo que la principal provincia exportadora de pescado aun no tiene ordenado
este tema tal se redacta en nota del 17 de junio pasado en su web oficial,
donde dice:
“Se abordó la problemática de la pesca artesanal y la piscicultura.
…. otro de los temas abordados,
tiene que ver con la necesidad de tener un sistema único de registros de pescadores,
proponiéndose que desde el área de Recursos Naturales, dependiente del
ministerio de Producción, se centralice esta iniciativa. Esta problemática se
clasificó como primordial, para cualquier intento de políticas públicas que
vayan a diseñarse desde este espacio intersectorial.”
De
esta lista, aclarando que solo se analiza la situación del lado santafecino por
los datos con que se cuenta, nos encontramos con un mapa complejo que requiere
diferentes abordajes dentro de la pesquería y todo su entorno social.
Por ejemplo:
Rosario,
localidad con 1.000.000 de habitantes, tiene empadronado a 156 pescadores
comerciales, dejando en claro que el 0,02% de esta población se dedicaría a la
actividad de la pesca comercial, y con una clara posibilidad de cubrir el
mercado local sosteniendo una calidad de vida razonable de cada pescador. En el
otro extremo poblacional está la localidad de Puerto Gaboto, con una población
cercana a los 3.000 habitantes y un padrón de 136 pescadores, similar al de
Rosario, mostrando que un 5% de los habitantes se dedican a la pesca comercial
y probablemente se duplique con los “invisibles del sistema”. De acá surge que
no se podría pretender el mismo tratamiento a un pescador gabotero respecto al de
un rosarino, y esto más allá del río y sus recursos, simplemente por las
diferencias que existen en cuanto al acceso a la salud pública, educación,
servicios, etc. incluido su núcleo familiar.
Los pescadores comerciales santafecinos no
quieren exportar el producto de su pesca.
Hoy
nos encontramos con la noticia de que un importante número de pescadores
comerciales, representados a través de diferentes organizaciones que los nuclea
dentro de la provincia de Santa Fe abarcando desde Tacuarendí hasta Pueblo
Esther, proponen formalmente el cierre de la exportación de pescado de río
poniendo en crisis uno de los paradigmas más sostenidos en las mesas de debate,
donde se justifica a esta actividad como generadora de empleo genuino para un
sector de la comunidad bastante postergado de las políticas públicas.
El
argumento fundamental que se expresa en el petitorio, menciona al cierre de la
exportación por las condiciones que imponen los frigoríficos exportadores, definiendo
un precio de 2$/kg de sábalo procesado,
a pesar que existen mecanismos para establecer un precio de referencia que se
acuerda entre partes, tal se indica en el Art. 5 de la Ley 13.119/10.
También
se deja en claro que el pedido de cierre de exportación incumbe solo a la
provincia de Santa Fe, y que esta provincia no resigne los cupos de exportación
que se distribuyen desde la Comisión de Pesca Continental para que no sean
redistribuidos hacia otros actores del reparto, sino que los transfiera a la
explotación pesquera de mercado interno, generando incentivos para ubicar ese producto
con mejor valor agregado y administrando el volumen que posibilite mejores
ganancias con menos extracción.
Con 3 números se podría tratar de ver muy
por arriba el problema:
Por
subsidios sabemos que existen 2.533
pescadores en la provincia y que estos extrajeron
del Paraná 5.361tn de Sábalos para exportar, significando que en promedio
cada uno subió a su canoa 2,1tn a lo largo de todo el 2015. El sábalo procesado
se pagó en frigoríficos a 2$/kg, que
multiplicado por 2.100kg (2,1tn) que extrajo cada pescador, se puede establecer
que un pescador en el año recibió un pago de 4.200$ “sucio” o el equivalente a
350$/mes, ingreso que no cubre ni el combustible para mover su embarcación.
Cabe
destacar que el “Neto” es lo que llega al bolsillo del pescador después de
incluso hacer un pre-faenado al pescado, de ahí se deben deducir los gastos en
herramientas y mantenimiento, combustible, fondo de renovación de equipos, etc.
y hasta se deberían incluir lo que prácticamente en este oficio se asume como
no aplicable, relacionado a impuestos, cargas sociales, jubilación, prorrateo
por aguinaldo, vacaciones, enfermedad, etc.
Los números no cierran y a partir de
esto puede haber una serie de variables a analizar, como por ejemplo:
- El precio que se paga es mayor al que se declara. Claramente debería ser mayor.
- No todos los pescadores que cobran subsidios se dedican a la pesca de exportación. Esto es real.
- El volumen que se exporta es mayor al que se declara. Se asume credibilidad a lo que publica SENASA.
Conclusión:
Las
cuestiones básicas para justificar esta especificidad de comercio son difusas, incluso
jugando con las variables y posibilidad de aplicación, como por ejemplo:
… que los frigoríficos estén
dispuestos a ajustar un precio conveniente al pescador y a su negocio. Donde el
precio del negocio para el frigorífico depende de un mercado externo y sus
competencias.
… que el volumen de exportación
cubra las necesidades de los pescadores. Hubo un incremento del 43% entre 2014
y 2015 dejando evidencias que no se trata del volumen, sino no existirían los
reclamos para el cierre de exportación. Además esta variable atentaría contra
las sustentabilidad del recurso, afectando a cualquier actividad económica
dependiente de la pesquería del Paraná.
… que el número de pescadores se
limite al volumen de extracción, donde obtengan beneficios razonables acordes a
sus necesidades. Deduciendo que el beneficio sería para muy pocos pescadores
donde entra en dudas si vale la pena el daño al ambiente para el sustento de
unos pocos.