Hablando de pesca en la cuenca del Río de la Plata, muchas veces, pero muchas y casi como una constante, escucho decir o leer en diferentes formatos de redes sociales que:
.- “EL DAÑO DEL RECURSO PESQUERO LO PRODUCE LA
EXPORTACIÓN DE PESCADO”.
Esta frase que si bien tiene asidero, cuando la
expresa alguien que practica la pesca de tanzas y anzuelos, al proponerle la
“pesca y devolución”, suele complementarla diciendo:
.- “QUE CADA TANTO ME LLEVE UN PESCADITO NO HAGO
NINGUN DAÑO!!!
Como punto de arranque debo establecer que soy
partidario a la eliminación de la exportación de pescado de río, y que los
bienes o servicios generados a partir de la pesca continental deben quedar en
“casa”. Por otro lado, como pescador deportivo lo digo, no puedo dejar de ser
crítico hacia este sector donde me encasillo, sector complejo por la diversidad
de actores, ambientes y métodos probables de uso, a su vez, complejidad que
acobarda a los estudios que no se asumen y postergan para establecer reales
pautas de manejo. Sector que termina desviado por las “prioridades”.
¿Pesca
Deportiva?
Empecemos por distinguir la pesquería, por un lado “pesca
comercial” y por otro “pesca no comercial”, descarto de este análisis a la
pesca de subsistencia o artesanal, siendo que a mi entender es de bajo impacto
y tendiente a desaparecer.
De esto puntualmente procuro revisar la “Pesca No
Comercial” que sería ni más ni menos lo que se entiende por pesca deportiva o
recreativa…. Siendo que se practica por el solo hecho del pasatiempo y no
requiere de una necesidad imperiosa del pez como alimento o sustento.
Esta pesca “No Comercial” se materializa PREFERENTEMENTE
a partir de un aparejo mínimo de tanza y anzuelo, seguramente intervenidos por objetos
que definen diferentes métodos de pesca, todo esto indistintamente si se
pretende dar muerte al pez capturado o con intención de producirle el menor
daño en el proceso de pesca y suelta. Sin embargo relativizo el uso de las
herramientas por qué no puedo descartar que existan personas con el mismo
interés no comercial, donde usan medios de pesca masivos tales como redes, mediomundos,
atarrayas, espineles, barriletes, tarros, tramperos, robadores, etc.
Bien vale aclarar que cuando se plantea a esta forma
de pesca por no ser de carácter comercial, solo tiene que ver con la venta del
pescado y no el servicio de pesca que puede brindar un guía, porque acá
entramos en otro tipo de análisis que puede ser motivo de debate. Burdamente describo
una situación sencilla, por ejemplo cuando un guía de pesca en su tarifa admite
la muerte de lo capturado, es como si hiciera pesca comercial “vendiendo” el
pescado al precio fijo de la guiada, y el cliente notará mayor o menor beneficio
de ese precio según el volumen o “calidad” de lo que se lleva. Argumento común
entre quienes brindan servicios de pesca: “el cliente quiere llevar pescado
para recuperar lo que pagó por la excursión”… Interesante punto para
reflexionar con más detalles.
Volviendo al análisis de la Pesca Deportiva/Recreativa
como tal, según la AICACYP (Asociación de Industriales y
Comerciantes de Artículos para la Caza y Pesca), en
Argentina hay 4 millones de Pescadores Deportivos. De esto podemos interpretar
que se asocia a un 10% de la población Argentina (2014), estimada en unos 40
millones de habitantes.
Siendo cautos con el número y asumiendo que AICACYP podría
tener un criterio de análisis tendiente a favorecer el sector, e incluso
desestimando que la mayor concentración de habitantes en Argentina se localiza
sobre la cuenca del Río de la Plata, adopto como numero supuesto y de análisis
a 1 millón de pescadores deportivos/recreativos argentinos, que tienen como
prioridad realizar su actividad sobre la Cuenca del Plata. Significando este
número el 2,5% de la población Argentina.
Por otro lado, también se cuenta con el dato de que Argentina,
según SENASA, exportó en el año 2013 unas 9.300 toneladas de Sábalos, cifra
que se extrae principalmente del Alto Delta del Paraná Inferior y en tal sentido
debemos saber que el volumen concedido fue un poco mayor a las 14.000 toneladas, cifra que no fue alcanzada por los frigorificos exportadores. Cabe aclarar que ese tonelaje es lo que se acuerda y define en
la Comisión Nacional de Pesca Continental, integrada por las provincias que se
vinculan a la Cuenca del Plata y la SAGyP de Nación, aunque a los fines del analisis pretendido, mantengo el rango de las 14.000tn siendo que es lo asumido por dicha comisión como un valor que no afecta el recurso pesquero/ambiental.
Con estas cifras, y acá viene lo duro, podríamos decir que en “Pesca Deportiva” se
alcanzarían las mismas toneladas de exportación de Sábalos si cada pescador
deportivo sacrificara al AÑO 14kg de pescado, o aproximadamente un kilogramo
al mes sin importar la especie o la talla, que lo podríamos graficar como ejemplo
si cada uno matara un Amarillito de 1,2kg por mes, o una Boga de 2,4kg cada dos
meses, o un dorado de 7kg cada 6 meses, o un surubí de 14kg al año, o una raya de
28kg cada 2 años… o cualquier combinación de estas y muchas más especies.
Cuesta asumirlo pero es un número muy sencillo y se
podría decir que bien cabe en un promedio del “pescador deportivo argentino”,
metiendo en la misma bolsa el que sale a pescar todos los fines de semana con el
que solo va una vez al año; el que no mata un solo pez por mas tentadora que
sea la pieza para la parrilla, con el que cada vez que vuelve del río trae
pescado para todos los vecinos; usando medios como la pesca con mosca (entendida
como la menos nociva) o quien cala una malla en una boca a 50 metros de su
paraje y mientras tanto sigue su pesca con la campanita en la caña para que no
se le seque el asado. Todos estos pertenecen a la aun “indimensionable” pesca
deportiva, y bajo este número que no existe cada uno se asume por fuera del
impacto negativo a la pesquería.
En esos 14kg de pescado que se podrían asumir
sacrificar al año, podemos ser flexibles al considerar o no lo que se “consume”
como carnada, y otro dato que también se descarta es el que se produce por la “pesca
y devolución” mal practicada, no se puede discutir que un pez, según el método
u objetos con que se lo captura, forma de arrime, izaje, manejo fuera del agua
y posterior suelta, implica un importante porcentaje de mortandad, incluso
varios días después de su liberación.
Y convengamos que solo armé una comparación con el
pescador deportivo argentino, pero no pocos saben que muchos turistas
extranjeros son como hormigas exportadoras de pescado y cuesta asumir ese
flujo. Los vecinos brasileros usan un transporte que sobre los mismos ejes se
combina el pasajero y la cámara de frio, teniendo como base de acopio a
centenares de minifrigorificos donde se procesa el pescado y mantiene en
freezers distribuidos en los alojamientos que contratan como turistas.
Concluyendo!
Sepamos entender que este reduccionista análisis solo
pretende establecer algún parámetro que dimensione otro de los tantos efectos
que agreden la sustentabilidad del recurso pesquero, y que puntualmente se
ajusta para ambos casos en un mismo momento histórico. En este sentido no
podemos dejar de considerar que la regulación o eliminación de la pesca para
exportación pasa simplemente por una decisión política/social o una
especulación económica, pudiendo cambiar de un día para el otro según la
voluntad de turno, la presión social, o las competencias que existen en el
mercado.… En cambio, asumir el daño por una pesca deportiva mal entendida que minimiza
el riesgo, y a partir de esto mejorar las practicas, son procesos muy lentos
que no pasan solo por legislaciones o el complejo embrollo de optimizar los
controles poniendo un vigilante atrás de cada árbol, pasa fundamentalmente por
tomar conciencia cada uno desde donde está parado, y entendiendo que cada vez
somos más los que pretendemos atrapar mucha cantidad de peces y que todos sean
grandes.