En este blog se trata de SEGUIR PESCANDO a través del texto para mantenernos conectados con la pesca. Y el de promover diferentes acciones o actitudes para que podamos SEGUIR PESCANDO a través del tiempo.
Aquí encontré la forma de agrupar y compartir algunos textos publicados en diferentes medios donde tomé participación, con el solo interés de difundir mis experiencias y opiniones.
Espero continuar agregando notas que puedan tener interés en los lectores que quieran SEGUIR PESCANDO.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Del dulce Paraná al salado Caribe

Publicado en la revista ECO Ciencia & Naturaleza Nº28 - 2011
por Fabio Baena

_ Fabio, ves los Sabalitos rolando al frente?…
_ No Reinier, no los veo…
_ Lanza, lanza adelante, lanza!!!
_ Pero no los veo…
_ Lanza igual…. suelta la mosca, suéltala ahora!!!... oh no… se asustaron.
Pescar en el Caribe para mucha gente supone un mar abierto de profundos azules y peces de picos afilados que atraviesan el agua hasta pinchar el cielo, como esas imágenes que Hemingway supo mostrar en sus relatos. Sin embargo existen otras alternativas de pesca planteadas en ambientes donde hacer pie no es tan difícil.
Más de un año atrás surgió la propuesta de viajar a Cuba para buscar una nueva experiencia en pesca con mosca, y es curioso como se fueron afectando los ánimos mientras lo cotidiano convive con la ilusión de mojar las moscas en agua salada. La ansiedad de estar en el lugar demora los días, después pasan cosas como despertar a media noche y asomarme al borde de la cama para ver lomos grises de peces que merodean la habitación, pero al final, un tembleque sacude los hombros aguantando el peso que uno mismo se carga, imaginando volver con la memoria de la cámara llena de paisajes, y eso no es lo que fuimos a buscar. Nadie tiene la pesca asegurada en ninguna parte del mundo.
Ahí es cuando creo que la dimensión de un pez atrapado no se calcula en kilos, para mi es el producto entre la feliz ilusión de pescarlo y el ego que se disfruta al contar una y otra vez la historia. Con estos parámetros cada pescador le dará distinta medida a su pez y justifica ese dicho popular que los presume de mentirosos.
El destino final en Cuba fue la Isla de la Juventud, llamada así a partir de 1978 en homenaje a la recuperación que impulsaron los jóvenes después del desbastador huracán Alma, formando parte del archipiélago de los Canarreos se inscribe en la literatura universal recreando historias de piratas y tesoros ocultos.
Estos ambientes de pesca son muy solicitados por la comunidad de pescadores de todo el mundo, por eso existen cupos que limitan la explotación del recurso natural con un fin turístico. Estas limitaciones son impuestas por las autoridades cubanas protegiendo los archipiélagos desde que fueron declarados como Parques Naturales Marinos.

Ver o no Ver, esa es la cuestión.
Desde Nueva Gerona, ciudad principal de la Isla, cada mañana partíamos hacia la Marina donde nos esperaba un bote pequeño que oficia de único sustento durante todo el día. Con éste zarpábamos a diferentes destinos en un radio mayor a la hora de navegación. Ese andar constante toma un ritmo sincrónico y ondulante que copia del mar, mientras el sonido del motor invade el ambiente incomodando la charla; bajo esta situación el alma se contrae en si misma y la mente carga imágenes soñadas, repasa las teorías y reza por una oportunidad de encuentro. Navegando la mirada se traba recta en un horizonte liso inalcanzable, algunas siluetas de tierra minuto a minuto definen su forma y de pronto nos encontrarnos casi haciendo tope con un tupido verde manglar, mientras se va buscando el emboque de un canal que atraviesa zigzagueante el cayo. Y así sobre el plano horizontal que nos sostiene vamos rayando de blanco esos colores impintables que arman los paisajes marinos. No hay palabras que los describa ni fotografías que los muestren, no queda otra alternativa que vivirlos para guardarse las sensaciones en cada casillerito de nuestros sentimientos.
Hablar de pesca acá suena extraño. Si nos imaginamos con una caña en la mano y el objetivo es atrapar un pez, tal vez de eso se trate, pero cuesta definirlo solo por un medio y un fin. Supongo una situación similar a una cacería sin muerte, rastrear el animal, encontrarlo y tratar de atraparlo para solo tocarlo por un instante y dejarlo ir.
Lo difícil es cazar entre dos medios como el aire y el agua, yo de un lado y él del otro. La transparencia del agua no tiene límites, pero apenas una suave brisa moldea la superficie de tal forma que abajo parece todo moverse. Las nubes también son cómplices de los peces, y los que pudieran estar a nuestro alcance se entonan sobre apagados contrastes. Lo importante es aprender a distinguir lo que se ve y eso se educa con el día a día, sobre todo por que los peces en su evolución se formaron para no ser vistos por presas y predadores, y lo que vengo a buscar con este juego es de ponerlos justo en el medio, llevarlos a ser predadores y que terminen siendo presas.
Aun hoy creo que no encontré el método para detectar los peces: punto fijo y espera, paneo lento, distancia, color y forma, brillos y sombras, etc… Se depende exclusivamente del guía que hace el primer avistaje y orienta al pescador, esta situación es clave poniendo total confianza en él y asumir que esta pesca se hace en equipo con mérito repartido.
Experiencia y Oportunidad
Fueron tres días de puro amague, la mitad del viaje consumido en intención de pesca y un temor que sube vibrando al pecho empieza a cambiar los ánimos, al borde de caer en la decepción dudando si la inversión fue acertada.
No sé si el tiempo suma o resta, si miro lo que pasó, es experiencia, si miro lo que falta, es oportunidad… En estos dos ejes tengo que enfocar la fe para no resignar esas expectativas del comienzo. Hasta acá la experiencia no es mas que la acumulación de oportunidades y de cada una se aprende, entonces la clave para conseguir atrapar un pez es estar preparado en todos los sentidos para aprovechar al máximo cada ocasión que se presente.
Después de almorzar bajo la sombra de unos arqueados cocoteros, Reinier, nuestro guía, nos plantea que es buen horario para Palanquear el Arrecife. Palanquear es el término que usan los guías para impulsar el bote con una vara mayor a los seis metros de largo, desde una plataforma elevada en popa, que además les brinda un ángulo mas adecuado para atravesar la superficie del agua con la vista. De esta forma se rastrean los peces entre fondos irregulares y colores variados…
De pronto Reinier me dice:
_ Fabio, mira, una mancha a las dos, quince metros.… La “mancha” es un cardúmen, en este caso de cinco o seis peces; “a las dos” indica una posición respecto al bote, este se transforma en un reloj apoyado en el agua donde la proa da las doce.…
_ ¿Los viste?...
_ No.
_ Apunta con tu caña donde crees que están… bien, un poco mas a tu derecha…
_ Ahí, ahí, ya los veo… se alejan en el mismo sentido nuestro.
_ Ahora busca el momento.
Reinier solo se dedica a perseguir los peces y mantener la distancia, el resto depende de mí.
El problema es poner la mosca frente a los Tarpones sin que la línea les caiga encima, o peor aun, que la mosca golpee sobre ellos y los asuste, como en el dialogo inicial… No hay mucho tiempo para pensar, se alejan mas rápido que la velocidad de palanqueo. Así son las oportunidades y casi únicas a ese momento…
Ser zurdo me dio ventajas y logré hacer un lanzamiento único para que la mosca caiga a metro de distancia, un tanto adelante del costado izquierdo que mostraban los peces, el golpe sutil que dio en el agua mi pececito simulado, llamó la atención a uno de los Tarpones que rompió la formación en su búsqueda, apenas lo moví con un par de tirones, el pez aceleró su natación para atraparlo. No se quien de los dos abrió la boca mas grande, inconcientemente con mis gestos me adelantaba a sus movimientos como si pudiera influenciarlo en algo…
Son pocas las veces que un pescador puede presenciar esta acción, y realmente se debe tener un temple especial para no quedarse inmóvil en el momento justo…
Conforme con su presa el pez busca retornar a su formación con total calma, si me apuro probablemente me quede sin hacer contacto, con un firme tirón le doy a entender que algo distinto metió en su boca, acelera y lo freno… bueno, intento frenarlo, ahora nervioso y enojado, “corre y vuela”… lleva línea, frena, recupero línea, lleva otra vez y vuela… así un rato cada uno tira y afloja cansándonos. Poco a poco nos vamos acercando y queda al alcance de la mano de Reinier, con un hábil movimiento lo iza hasta dejarlo en mis brazos acunados, imagen del recuerdo y al agua otra vez acariciándole el lomo mientras se va buscando su grupo…
Miradas cómplices y golpe en alto de manos abiertas sueldan un vínculo de oficio. Una presión en la garganta empuja la lágrima, y esa hombría, ahora de mar, con vergüenza obliga a esconder la emoción simulando un gesto de recio pescador, queriendo demostrar que solo fue uno más. Pero en el corazón queda una marca eterna que acompaña una muesca de sonrisa en el sueño mas profundo.
_ Fabio!!!... Son las seis, despertate que llegás tarde!!!

Ver Video Pesca en Cuba 2010




Para un pescador apasionado haber llegado a pescar en Cuba, así de literal la cosa, es como el sueño de un pibe.
En una de esas visitas domingueras en casa de mi padre, con mis hijas revisábamos una caja donde mi madre guardaba algunos recuerdos míos y de mis hermanos. Ahí encontramos esta carta que escribí a mi papá mientras estaba de viaje. Mas allá del papel viejito que le da ese toque sentimental, recurro al amor de mi mamá por haberme dejado este resumen de historia.
Esa fantasía de imaginar un atún en el arroyo Ramallo cobra vida ahora que casi huelo la sal, y se funde en las tardes de verano después de la siesta, cuando las sombras de los árboles alcanzaban la otra costa del arroyo, los pájaros buscaban acomodarse para pasar la noche, y la calma delataba cada movimiento sobre del agua; mientras mi abuelo, a tiro de mano, me daba la libertad de pararme sólo frente a la orilla.
Es curioso pensar que esa carta fue escrita casi 40 años atrás, donde descubro tal cual hoy la vida me fue formando, por un lado croquizando un viso de diseño arquitectónico; sin embargo como pescador, ya un tanto novelero, animándome a escribir historias de pesca.


San Nicolas
3 de lo 8 72
Papá el abuelo me tejio otro mediomundo el otro dia pesque una boga y un moncholo de un metro un día pesquando y pesque como un millon de mojara y ese mismo tiepo salta un atun de veinte metros y el abuelo tiro la volla grandota y le piquaron y el abuelo no recojio y después recojio y se quedo sin quarnada.
Y mamá saco las pajas y pinto la pared color rosa clarito y las sillas las forro color marron con flores